La fosa de Cariaco es la cronista del clima
Vale TV trasmite hoy un documental que revela la importancia científica de la zona
La pesca ha mermado pero sigue siendo una importante actividad
Contenido relacionado
GIULIANA CHIAPPE | EL UNIVERSAL
domingo 25 de octubre de 2015 12:00 AM
En la Fosa de Cariaco, y a sólo unos 300 metros de la superficie, subsiste un mundo sin oxígeno. Es algo tan excepcional que solo se conoce otro lugar en el mundo, de grandes dimensiones, con estas características: el Mar Negro.
Además de tratarse de condiciones únicas, este fenómeno de cero oxígeno conocido como anoxia, permite un registro milenario de los cambios del clima en la fosa, datos que se pueden transpolar al resto del planeta.
Esto ocurre porque, como en todo mar, la Fosa de Cariaco acumula en su fondo sedimentos de lo que ocurre en su superficie. La diferencia, y aquí es que actúa la anoxia, es que debido a la falta de oxígeno nada remueve estos sedimentos, que se acumulan, unos sobre otros, en delgadísimas capas. Cada una de ellas es una especie de pendrive oceánico que guarda información sobre clima, temperatura y vida marina de su época.
Es por esta razón que desde hace veinte años, un equipo multidisciplinario de científicos venezolanos y estadounidenses trabajan en el Proyecto Cariaco, recabando datos con 15.000 años de historia. Uno de ellos es Eduardo Klein, biólogo marino e investigador de la Universidad Simón Bolívar, quien describe a esta fosa sucrense como una bola de doble cristal pues revela el pasado y el futuro.
El nuevo documental de Vale TV, Fosa de Cariaco: Testigo del cambio climático, que se transmitirá hoy a las 7.30 pm, apoya esta actividad científica y la hace visible a los venezolanos. Además del equipo del canal, formaron parte activa del desarrollo de la pieza, los científicos Eduardo Klein -quien lo narra- y Ramón Valera, de Fundación La Salle.
"Los registros que se toman en la Fosa son el termómetro de lo que está pasando en cuestiones de clima. Tiene una serie histórica de datos para la observación. Estudiando las tendencias que se encuentran en los sedimentos se puede saber qué está pasando e incluso, predecir qué va a pasar. Estamos logrando un registro histórico y regular de los cambios climáticos".
Estas alteraciones están ocurriendo en tiempos geológicos muy rápidos. Cambios climatológicos que antes ocurrían en períodos de mil años, ahora se presentan en poco más de un siglo. "Puede que los humanos no los perciban, pero son cambios importantes", dice Klein.
En la Fosa de Cariaco, en concreto, las variables están cambiando. En 20 años, la temperatura de la Fosa ha aumentado un grado y el ph del mar, su acidez, ha disminuido. El agua del fondo se está calentando por la radiación de energía que emana de la Tierra. Las surgencias -corrientes de agua fría que llevan nutrientes y que son importantísimas para la buena pesca- se han debilitado.
Sobre la base de los modelos y las técnicas científicas que aplican los investigadores del proyecto, se trazan distintos escenarios climatológicos.
Los datos que se reportan desde Cariaco son de consulta pública. La única condición es que se cite la fuente original. Para conocerlos, se puede visitar la página Cariaco.ws
No existe nada como la Fosa de Cariaco en ninguna parte del mundo. Limitando al norte con la falla geológica de San Sebastián, y al sur con la del Pilar, esta depresión se formó como un hoyo de 1.400 metros debajo del mar. Es decir, centenares de metros más abajo de la superficie marina hay una plataforma y dentro de ella, está la Fosa de Cariaco.
Ubicada en el mar oriental de Venezuela, es elongada y mide 160 kilómetros de largo y 70 de ancho y su profundidad es de 1.400 metros, de los cuales solo 250 o 300 -es una distancia variable- cuenta con oxígeno. Está compuesta por dos grandes depresiones unidas entre sí por sillas, zonas menos profundas situadas entre las depresiones.
Debido a que su falta de oxígeno le permite ser una cronista del clima de la Tierra, un archivo histórico de datos ambientales, desde noviembre de 1995 se desarrolla el Proyecto Cariaco, con participación de científicos de universidades y organizaciones de Venezuela y Estados Unidos.
Según explican en la página cariaco.ws, el primer objetivo de este proyecto fue realizar "un estudio sistemático del ciclo del carbono en la cuenca oriental". El financiamiento provino de la National Science Foundation de Estados Unidos y del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas de Venezuela.
Añaden que, "antes de este esfuerzo, muy poco era conocido sobre la variabilidad de la producción primaria o los muchos procesos que intervienen en el control del carbono y el flujo de nutrientes" en la Fosa.
"El Proyecto Cariaco debe continuar porque es el termómetro del mundo. Debe ser reconocido como un programa de monitoreo permanente, como son los metereológicos. La Fosa de Cariaco es una estación metereológica", comentó Eduardo Klein, científico del proyecto.
La producción del documental Fosa de Cariaco: Testigo del cambio climático, demoró año y medio e implicó, además de muchas entrevistas, viajar dos veces con los barcos científicos que toman muestras del fondo de la fosa y de sus aguas. GCH
Además de tratarse de condiciones únicas, este fenómeno de cero oxígeno conocido como anoxia, permite un registro milenario de los cambios del clima en la fosa, datos que se pueden transpolar al resto del planeta.
Esto ocurre porque, como en todo mar, la Fosa de Cariaco acumula en su fondo sedimentos de lo que ocurre en su superficie. La diferencia, y aquí es que actúa la anoxia, es que debido a la falta de oxígeno nada remueve estos sedimentos, que se acumulan, unos sobre otros, en delgadísimas capas. Cada una de ellas es una especie de pendrive oceánico que guarda información sobre clima, temperatura y vida marina de su época.
Es por esta razón que desde hace veinte años, un equipo multidisciplinario de científicos venezolanos y estadounidenses trabajan en el Proyecto Cariaco, recabando datos con 15.000 años de historia. Uno de ellos es Eduardo Klein, biólogo marino e investigador de la Universidad Simón Bolívar, quien describe a esta fosa sucrense como una bola de doble cristal pues revela el pasado y el futuro.
El nuevo documental de Vale TV, Fosa de Cariaco: Testigo del cambio climático, que se transmitirá hoy a las 7.30 pm, apoya esta actividad científica y la hace visible a los venezolanos. Además del equipo del canal, formaron parte activa del desarrollo de la pieza, los científicos Eduardo Klein -quien lo narra- y Ramón Valera, de Fundación La Salle.
"Los registros que se toman en la Fosa son el termómetro de lo que está pasando en cuestiones de clima. Tiene una serie histórica de datos para la observación. Estudiando las tendencias que se encuentran en los sedimentos se puede saber qué está pasando e incluso, predecir qué va a pasar. Estamos logrando un registro histórico y regular de los cambios climáticos".
Estas alteraciones están ocurriendo en tiempos geológicos muy rápidos. Cambios climatológicos que antes ocurrían en períodos de mil años, ahora se presentan en poco más de un siglo. "Puede que los humanos no los perciban, pero son cambios importantes", dice Klein.
En la Fosa de Cariaco, en concreto, las variables están cambiando. En 20 años, la temperatura de la Fosa ha aumentado un grado y el ph del mar, su acidez, ha disminuido. El agua del fondo se está calentando por la radiación de energía que emana de la Tierra. Las surgencias -corrientes de agua fría que llevan nutrientes y que son importantísimas para la buena pesca- se han debilitado.
Sobre la base de los modelos y las técnicas científicas que aplican los investigadores del proyecto, se trazan distintos escenarios climatológicos.
Los datos que se reportan desde Cariaco son de consulta pública. La única condición es que se cite la fuente original. Para conocerlos, se puede visitar la página Cariaco.ws
No existe nada como la Fosa de Cariaco en ninguna parte del mundo. Limitando al norte con la falla geológica de San Sebastián, y al sur con la del Pilar, esta depresión se formó como un hoyo de 1.400 metros debajo del mar. Es decir, centenares de metros más abajo de la superficie marina hay una plataforma y dentro de ella, está la Fosa de Cariaco.
Ubicada en el mar oriental de Venezuela, es elongada y mide 160 kilómetros de largo y 70 de ancho y su profundidad es de 1.400 metros, de los cuales solo 250 o 300 -es una distancia variable- cuenta con oxígeno. Está compuesta por dos grandes depresiones unidas entre sí por sillas, zonas menos profundas situadas entre las depresiones.
Debido a que su falta de oxígeno le permite ser una cronista del clima de la Tierra, un archivo histórico de datos ambientales, desde noviembre de 1995 se desarrolla el Proyecto Cariaco, con participación de científicos de universidades y organizaciones de Venezuela y Estados Unidos.
Según explican en la página cariaco.ws, el primer objetivo de este proyecto fue realizar "un estudio sistemático del ciclo del carbono en la cuenca oriental". El financiamiento provino de la National Science Foundation de Estados Unidos y del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas de Venezuela.
Añaden que, "antes de este esfuerzo, muy poco era conocido sobre la variabilidad de la producción primaria o los muchos procesos que intervienen en el control del carbono y el flujo de nutrientes" en la Fosa.
"El Proyecto Cariaco debe continuar porque es el termómetro del mundo. Debe ser reconocido como un programa de monitoreo permanente, como son los metereológicos. La Fosa de Cariaco es una estación metereológica", comentó Eduardo Klein, científico del proyecto.
La producción del documental Fosa de Cariaco: Testigo del cambio climático, demoró año y medio e implicó, además de muchas entrevistas, viajar dos veces con los barcos científicos que toman muestras del fondo de la fosa y de sus aguas. GCH