jueves, 19 de septiembre de 2013

Desde hace más de un siglo, los científicos se preguntaban si los pequeños dinosaurios con plumas podían volar, y para zanjar el debate de los paleontólogos, investigadores británicos los sometieron a una prueba aerodinámica.

El microraptor podía planear mas no volar

Se sabe ahora que muchas especies de pequeños dinosaurios, precursores de los pájaros modernos, tenían plumas en las alas, en las patas traseras y en la cola. Pero no se sabía a ciencia cierta si podían volar, o si se trababa de una simple etapa en su evolución.

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El animal no era lo suficientemente aerodinámico como para emprender el vuelo (cortesía)
EL UNIVERSAL
miércoles 18 de septiembre de 2013  
París.- Desde hace más de un siglo, los científicos se preguntaban si los pequeños dinosaurios con plumas podían volar, y para zanjar el debate de los paleontólogos, investigadores británicos los sometieron a una prueba aerodinámica.

Veredicto: el animal no era por cierto demasiado aerodinámico pero podía perfectamente planear sobre una gran distancia desde la copa de un árbol muy alto, informa Afp.

Una cierta cantidad de fósiles descubiertos durante estos últimos años trastornaron las teorías sobre la evolución del vuelo y la de los pájaros.

Se sabe ahora que muchas especies de pequeños dinosaurios, precursores de los pájaros modernos, tenían plumas en las alas, en las patas traseras y en la cola. Pero no se sabía a ciencia cierta si podían volar, o si se trababa de una simple etapa en su evolución.

Investigadores de la Universidad de Southampton pusieron finalmente un término al debate, gracias a su experimento.

Realizaron una maqueta de tamaño real de un microraptor del Cretáceo inferior (hace entre 130 y 125 millones de años), reproduciendo fielmente los fósiles exhumados, equipándolo de plumas y colocándolo ante un gran ventilador como los que se usan en la industria aeronáutica, para probar su desempeño en distintas posiciones.

El dinosaurio no practicaba el vuelo moviendo sus alas, pero según los investigadores, cuando se lanzaba de una altura superior a 30 metros, el microraptor podía planear sobre una distancia de entre 70 y 100 metros. 

viernes, 13 de septiembre de 2013

Los restos de un perezoso gigante, con 14.150 años de antigüedad, que vivió durante la era del Pleistoceno tardío en los Andes venezolanos, fueron presentados ayer por el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas.

IVIC presentó fósil de nueva especie

La especie fue hallada en 1997 durande teuna expredicón a Cerro Pintado | Cortesía IVIC
La especie fue hallada en 1997 durande teuna expredicón a Cerro Pintado | Cortesía IVIC
La edad del herbívoro terrestre, un perezoso, fue calculada por método radiométricos en más de 14.000 años

Los restos de un perezoso gigante, con 14.150 años de antigüedad, que vivió durante la era del Pleistoceno tardío en los Andes venezolanos, fueron presentados ayer por el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas.
De acuerdo con una nota de prensa enviada por el organismo, el animal corresponde a un nuevo género y especie para la ciencia. Se trata delMegistonyx oreobios, que significa “la mayor garra que habitó las grandes montañas” y corresponde a la familia Megalonychidae.
Su nombre hace referencia a la característica distintiva de los mamíferos megaloníquidos del orden Pilosa, dotados de uñas largas y afiladas en forma de garfio.
La edad del fósil fue calculada por métodos radiométricos mediante la desintegración del isótopo carbono 14.
Esa especie fue hallada en 1997, por los representantes del Museo de Biología de la Universidad del Zulia, durante una expedición científica a Cerro Pintado, situado en la Sierra de Perijá en el estado Zulia.
De acuerdo con los científicos, ese herbívoro terrestre existió a finalizar el período glacial del Pleistoceno ocurrido hace 17.000 y 14.000 años en los Andes venezolanos, entre 2.600 y 3.500 metros de altura.
La investigación fue realizada por un equipo integrado por el paleontólogo del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, Ascanio Rincón; el profesor de Biología y Ciencias Ambientales de la Universidad de Tennessee de Chattanooga, en Estados Unidos, Timothy J. Gaudin, y el geólogo del Servicio Nacional de Parques de Estados Unidos, H. Gregory McDonald.  
El hallazgo fue publicado en Journal of Vertebrate Paleontology,  órgano oficial de la Sociedad de Paleontología de Vertebrados, con sede en Estados Unidos.

lunes, 2 de septiembre de 2013

En la colección de la Fundación "Lisandro Alvarado" existen los restos de de un megaterio un enigma de la paleontología...Y en Valencia nadie valora lo que este legado significa más aún, proveniente de la zona de la Cuenca del Lago de Valencia.

¿REALIDAD O FICCIÓN?

Megaterio, el extraño ‘dinosaurio’

Los restos de la bestia extinta en América hace 8.000 años son un enigma de la paleontología

El Museo de Ciencias Naturales expone el esqueleto recompuesto en Madrid

Esqueleto del megaterio que se exhibe en el Museo de Ciencias Naturales. / KIKE PARA

Ese simpático monstruo imponente y desnudo en su osamenta que se posa sobre cuatro patas sobre los pedestales del Museo de Ciencias Naturales en Madrid ha sido un rompecabezas para la paleontología mundial. Megaterio lo llaman y pese a haber pasado a la historia como la primera especie extinta hace al menos 8.000 años montada para su exhibición pública en todo el mundo —antes que los dinosaurios reproducidos en plena época victoriana en Londres—, ahí reposa, discreto, sin que se le dé la importancia debida o sin que Spielberg, pese a ser una criatura genuinamente americana (del sur), la haya considerado para acompañar su parque Jurásico.
El del megaterio es un caso único en el mundo y ha sido cerrado como un callejón sin salida. Es un mamífero. No es un dinosaurio, pero merece haber entrado en la mitología de estas bestias por la atracción que generó. Ha desafíado a la ciencia, la paleontología, el diseño, el imaginario colectivo, la relación entre forma y realidad, designada conjuntamente entre investigadores y artistas para que los pobres mortales nos hagamos una idea de cómo debió ser la vida en este planeta hace millones de años.
“Es un expediente X completo”, dice Juan Pimentel, historiador de la ciencia, espléndido divulgador, amigo de enigmas con razones ocultas para ser desveladas a la vista. Cuando escribió El rinoceronte y el megaterio (Abada Editores), este experto equiparó el caso al de la bestia diseñada por Durero, que se dio por válido como modelo desde el siglo XVI hasta que imágenes más realistas nos presentaran al animal tal cual es.
Pero la vestimenta, la piel, la carne, el contorno del megaterio, nuestro querido monstruo extinto, siempre será un misterio. Habrá que conformarse con imaginarlo. Desapareció del hábitat 8.000 primaveras atrás, después de haber permanecido como parte de un paisaje desafiante para nuestra imaginación al menos 18 millones de años.
Ilustración del megaterio en un diccionario de 1849, según el dibujo de Cuvier.
Corría en el calendario el 1788 cuando llegó a Madrid. Un fraile dominico, Manuel Torres, lo había desempolvado un año antes en las inmediaciones de un barranco cercano a Luján, provincia de Buenos Aires. Allí habían aparecido los enormes huesos que componían la criatura de unos seis metros y que después tendría ocasión de estudiar Charles Darwin en sus viajes por Argentina hacia 1833.
Torres no era un científico, pero venía a ser considerado el erudito en fósiles de la zona. Nada más acabar de desenterrarlo se lo comunicó al virrey y quizás lo vio dibujado por Francisco Javier Pizarro, teniente del cuerpo de artillería que había sido enviado para dar cuenta. Pero fue José Custodio Saá y Faria quien desde luego hizo este trabajo para documentar los datos del ejemplar antes de que fuera trasladado a Madrid.
¿Qué era? ¿Un herbívoro con garras de carnívoro? ¿Un felino del tamaño de un paquidermo? El puzle no casaba. La confusión comienza a intrigar. Los expertos penetran en un túnel oscuro tratando de descifrar qué venía a ser aquello y más tarde en qué momento dejó de existir.
“Resultaba lo más parecido a una quimera, a esos animales que se describían como mezcla de otros ya conocidos en los relatos antiguos”, cuenta Pimentel. Centauros; sirenas; minotauros; elfos; la propia quimera con su vientre de cabra, patas de dragón, cabeza leonina escupiendo fuego… Entraban en el mundo de la fantasía, aplicaban a la ciencia las reglas de lo imaginado por inventores de historias con dragones y princesas para encontrar una explicación digna del fenómeno.
Los interrogantes se amontonaban. ¿Anfibio o acuático? 18 vértebras por encajar formaban la columna de unos 3,5 metros. La cabeza medía unos 70 centímetros. Aquello podía pesar 175 kilos. No es un elefante, no es un rinoceronte. ¿Qué demonios es? “Un monstruo”, acertaba a decir solamente el propio Torres.
Del nuevo mundo tampoco se podía esperar menos que lo ignoto, lo diferente, lo inimaginable. Hasta el rey Carlos III quería saber a toda costa qué era eso de lo que todo el mundo hablaba y nadie acertaba a descubrir. Ya desembarcados los restos, quedan en manos de Juan Bautista Bru de Ramón, pintor y disecador del Real Gabinete de Historia Natural —antecedente del museo de ciencias—, que lo trata como animal muy corpulento y raro.
Lo malo es que, lejos de ser naturalista, Bru de Ramón “no pasaba de pintor y taxidermista con dudosa reputación”, cuenta Pimentel. Así que lo adaptó libremente. “Serró, limó y cortó varios huesos, rellenó de corcho otros, colocó piezas de forma defectuosa, añadió, alteró su anatomía…”. Lo descuajeringó un poco, dicho sea de paso, y finalmente lo dispuso en una postura inadecuada o más bien “pésima”, como años después lo juzgó Mariano de la Paz Graells, gran naturalista de la época isabelina.
De bestia enigmática habíamos pasado directamente a engendro. Había llegado el momento de que entrara en escena un grande en la materia. Georges Cuvier era el hombre. El número uno en esas lides. “Lo malo es que Cuvier pasaba por ser científico de gabinete más que de campo y no vio los huesos”. Se limitó a reconstruir el ejemplar mediante dibujos. He ahí un impacto fundamental que quiso ahorrarse: haberlo observado en su dimensión real.
El entonces joven científico (1769-1832), que acabó siendo invitado por Napoleón a su campaña de Egipto —cosa que rechazó por no salir del estudio—, tampoco viajó a Madrid para la tarea de reconstrucción que le hubiese gustado ver al mismo Thomas Jefferson, muy interesado en el caso. Aun así, con los planos, podríamos decir, resolvió el enigma. Incluso pese a reconocer que pertenecía a una especie completamente desconocida, lo designó con su nombre real, que ha quedado ya para la historia: Megatherium americanum y afirmó que se trataba de un edentado, un perezoso extinto del que fueron apareciendo muestras más tarde.
Esos ejemplares sirvieron para dar identidad paleontológica a los países nacientes de América del sur. Tanto que hoy es un símbolo en Argentina, todo un orgullo nacional. Sabemos ya que se erguía sobre dos patas, por ejemplo. El megaterio de Luján que hoy se exhibe en Madrid, no. Reposa sobre cuatro. Con ello nos interroga. ¿Son realmente los seres de otras épocas tal y como los vemos en el imaginario que nos han planteado artistas y científicos? “Dentro de unos años, incluso la imaginería paleontológica más avanzada de hoy quedará superada por otros descubrimientos”, comenta Pimentel. Y el reto de la ciencia al arte —y viceversa— seguirá en pie, aunque el camino que acerca el pasado a nuestros ojos deberán recorrerlo, como siempre, juntos.

domingo, 1 de septiembre de 2013

¿De dónde venimos, hacia dónde vamos y qué somos? Parte de la respuesta a la eterna pregunta del ser humano, dice Rincón, está en la paleontología, que ayuda a "entender la evolución de la vida sobre la tierra".Bajo el rico suelo venezolano yace más que petróleo: paleontólogos han hallado rastros de un armadillo del tamaño de un Volskwagen, un cocodrilo más grande que un autobús, un mastodonte de seis toneladas y un tigre dientes de sable. Ahora, andan tras el fósil humano.

12.000 ejemplares catalogados

Paleontólogos venezolanos siguen estudiando nuevos fósiles hallados

Las cuevas venezolanas guardan tesoros para los paleontólogos. Pero en un país de combustibles fósiles, en los breales, grandes charcos de petróleo con agua en la superficie, como el Breal de Mene de Inciarte y el Breal de Orocual, quedaron atrapados y preservados por millones de años desde pequeñas aves hasta megafauna.

EL UNIVERSAL
sábado 31 de agosto de 2013 
Caracas.- Bajo el rico suelo venezolano yace más que petróleo: paleontólogos han hallado rastros de un armadillo del tamaño de un Volskwagen, un cocodrilo más grande que un autobús, un mastodonte de seis toneladas y un tigre dientes de sable. Ahora, andan tras el fósil humano.

Entre rocas y huesos petrificados de hace 14.000 y hasta 370 millones de años expuestos en su pequeña oficina, Ascanio Rincón, jefe del Laboratorio de Paleontología del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), explica a la AFP el mapa de la historia geológica del país, de gran riqueza en fósiles.

"Tenemos unos 12.000 ejemplares catalogados, de distintas eras. En Venezuela tenemos esa riqueza que viene de cuando el océano Atlántico se origina, hace 200 millones de años, se da la deriva del río Orinoco hace unos ocho millones y se cierra el istmo de Panamá hace unos cinco o tres millones", comentó Rincón.

Ubicada en el norte de Sudamérica, con una estructura geológicamente compleja y nadando en petróleo, Venezuela tiene 102 localidades con fósiles, concentradas en los estados Falcón y Lara, aunque también en Zulia, Monagas y Mérida, todos al norte del Orinoco.

El olor a petróleo invade la estancia cuando Rincón abre, cuidadoso, la gaveta de un archivador para mostrar el fémur negro de un mastodonte gigante de hace 25.000 años, del final de la Era del hielo.

Las cuevas venezolanas guardan tesoros para los paleontólogos. Pero en un país de combustibles fósiles, en los breales, grandes charcos de petróleo con agua en la superficie, como el Breal de Mene de Inciarte (Zulia) y el Breal de Orocual (Monagas), quedaron atrapados y preservados por millones de años desde pequeñas aves hasta megafauna.

Las prospecciones de petróleo han sido fundamentales. Así, se encontraron fósiles de dinosaurios tan pequeños como un pollo sin plumas y con cara de iguana, de pelícanos de tres metros y 12 millones de años, y osos perezosos tan gigantes que eran terrestres, a diferencia de sus parientes modernos que habitan en los árboles.

"Estamos cerca, hay que seguir pateando la zona (explorando). Ya hallamos puntas de lanza. Falta el indicio confiable de que el hombre cazaba la megafauna que encontramos. Y falta el fósil humano", afirmó.

"Rompecabezas de 5.000 piezas"
Interpretar un fósil puede tardar años. Identificar el tigre dientes de cimitarra, uno de los consentidos de la colección, bautizado Homotherium venezuelensis, llevó cuatro años después de su hallazgo, el primero de esa especie en América Latina.

En septiembre se anunciará el descubrimiento, en una zona remota del país, de una especie nueva que se empezó a estudiar hace 18 años, dice orgulloso Rincón, sin revelar del todo la sorpresa.

"Imagínate un rompecabezas de 5.000 piezas y tienes 200 piezas que tratas de interpretar, de sacar una conclusión confiable que aporte algo a la ciencia. Vamos armando las piezas hasta que tenemos información de la totalidad", ilustró.

Y armar un rompecabezas demanda mucha paciencia. Una vez que los expertos detectan un fósil, deben extraer el sedimento, transportarlo, lavarlo, pasarlo por un tamiz, separarlo bajo la lupa y estabilizarlo para manipularlo durante el estudio y comparación con sus parientes actuales.

El laboratorio, de sólo cinco investigadores, cuenta con apoyo estatal y privado, pero carece de recursos logísticos y tecnológicos. A veces deben comparar piezas con otras halladas en Estados Unidos, Francia, España y países de América Latina.

"Como la música"
¿De dónde venimos, hacia dónde vamos y qué somosâ Parte de la respuesta a la eterna pregunta del ser humano, dice Rincón, está en la paleontología, que ayuda a "entender la evolución de la vida sobre la tierra".

Vital para la industria minera, los fósiles determinan la edad de las rocas e indican los depósitos de petróleo, pero Rincón y su equipo ven en la paleontología una "misión": crear conciencia de lo que estuvo en el planeta hace millones de años y ya no existe, para cuidar lo que está hoy.

"Estamos extinguiendo lo poco que nos queda de bosques, de océanos, de desiertos, devastando nuestros ecosistemas. Estamos forzando la rueda para que la extinción se acelere", lamentó.

A Rincón, la pasión por lo que hace le sale por los poros. "Quise ser paleontólogo desde que tenía ocho años por un programa de National Geographic que me encantó, vi a unos tipos excavando en África buscando fósiles y dije: ¡Quiero ser como ellos!".

"La paleontología me divierte. Parece que no sirve, pero tiene implicaciones económicas. Con un registro fósil podemos determinar la edad de un yacimiento petrolero. Para mí es un poco como la música: es el deleite", expresó.

El hallazgo de grandes vertederos de restos de conchas de moluscos en la Amazonía de Bolivia es hoy una evidencia de que la zona fue habitada por grupos de cazadores y recolectores al menos hace 10.400 años, mucho antes de lo conocido.

Hallan evidencia de asentamientos humanos de hace 10.400 años en Amazonía

El descubrimiento fue hecho cerca de la ciudad amazónica de Trinidad, en la región de Beni, que limita con Brasil, por un equipo científico internacional dirigido por el geógrafo italiano Umberto Lombardo, de la Universidad de Berna, y el arqueólogo boliviano José Capriles, de la Universidad Mayor de San Andrés de La Paz.

EL UNIVERSAL
domingo 1 de septiembre de 2013  
La Paz.- El hallazgo de grandes vertederos de restos de conchas de moluscos en la Amazonía de Bolivia es hoy una evidencia de que la zona fue habitada por grupos de cazadores y recolectores al menos hace 10.400 años, mucho antes de lo conocido.

El descubrimiento fue hecho cerca de la ciudad amazónica de Trinidad, en la región de Beni, que limita con Brasil, por un equipo científico internacional dirigido por el geógrafo italiano Umberto Lombardo, de la Universidad de Berna, y el arqueólogo boliviano José Capriles, de la Universidad Mayor de San Andrés de La Paz, citados por Efe.

Capriles dijo que el equipo excavó en tres "islas de bosques" dispersas en pastizales de los Llanos de Moxos de esa región y halló "conchales", que son montículos formados por conchas desechadas por bandas de cazadores y recolectores.

La investigación sistemática se realizó en tres conchales, pero los especialistas sostienen que hay centenares dispersos en esas "islas", que son pequeños bosques en medio de extensas llanuras.

"El reto de la investigación era demostrar que estas acumulaciones habían sido hechas por seres humanos y no, digamos, por otros agentes como aves u otros animales. La evidencia nos parece que es muy fuerte después de hacer muchos análisis", dijo.

El hallazgo de esos conchales tierra adentro, fuera de la costa marítima, se considera muy raro, pero se explica por un supuesto consumo intenso durante milenios de los moluscos de los ríos.

En los conchales también se halló restos de otra fauna como el "venado de los pantanos", que es una especie en extinción, lo que hace suponer que esos primeros habitantes de la zona consumían esos mariscos de río de forma complementaria, según el investigador.

El estudio combina información sobre arqueología, geomorfología y geoquímica y fue publicado esta semana en la revista científica de acceso libre PLoS ONE, firmado por especialistas de varios países.

Las excavaciones, que se realizaron en julio y agosto de 2012, encontraron los conchales, huesos, mucha tierra quemada, carbón "y todo tipo de evidencias que sugieren que esto, obviamente, no es natural", apuntó el investigador boliviano.

Los análisis de radiocarbono aplicados al carbón indican que los grupos de cazadores-recolectores "se establecieron en la región a principios del período del Holoceno, es decir, hace aproximadamente 10.400 años y que mantuvieron su subsistencia varios milenios".

Se trata de los primeros grupos en poblar la región y que probablemente iban de un lugar a otro cazando y recolectando recursos y que volvían a los conchales, sin gran organización pero con un desarrollo en su adaptación, según destaca el investigador.

La mayor intensidad de ocupación de esos lugares corresponde al período del Holoceno Medio, es decir hace 6.000 años, que coincide con una etapa de estabilidad medioambiental en la zona, agregó.

Al parecer, según el entrevistado, las "islas de bosque" fueron abandonadas hace 4.000 años y luego ocupadas poco antes de la conquista española por las sociedades agrícolas que construyeron lomas de tierra y "camellones", comunes en el paisaje de Beni.

Las lomas artificiales pudieron haber sido sitios ceremoniales o lugares para la elite, y los "camellones" son una técnica agrícola para crear campos elevados con zanjas para el manejo de aguas.

Esas lomas tienen una antigüedad máxima de 2.000 años, por lo que los investigadores consideran que ahora la evidencia de los asentamientos de hace 10.000 años es un aporte mayor al conocimiento de la prehistoria en esa región de la Amazonía boliviana.

"Con las lomas y los camellones se especulaba que habían civilizaciones, pero no sabíamos de dónde venían y cuál era el origen de las mismas. Ahora entendemos que hay una historia mucho más amplia. Estamos hablando de miles de años", sostuvo Capriles.

A su juicio, ahora se puede "ver a la zona de los Llanos de Moxos como otro lugar en el mundo donde se ha desarrollado complejidad social", comparable a la zona del Lago Titicaca o Mesomérica.

La investigación, que fue financiada por la Fundación Nacional de Ciencias de Suiza, ha despertado muchas interrogantes por lo que las excavaciones seguirán en 2014 en busca de pruebas más directas, como enterramientos, sobre los primeros pobladores de esa zona.

De Carl Jung: "Aquellos que no aprenden nada de los hechos desagradables de sus vidas fuerzan a la conciencia cósmica a que los reproduzca tantas veces como sea necesario para aprender lo que enseña el drama de lo sucedido, lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma"

El sur de Maracay está cercado por las aguas negras del lago de Valencia

El sur de la capital de Aragua está inundado por aguas servidas provenientes del lago de Valencia / Francesca Commissari
El sur de la capital de Aragua está inundado por aguas servidas provenientes del lago de Valencia / Francesca Commissari
En 1999, Hugo Chávez ordenó iniciar la construcción de obras hidráulicas para detener el crecimiento del lago

“Esto está como Kosovo después del bombardeo”, lamenta Fernando Klein frente a su casa, la única de la manzana 3 de La Punta, al sur de Maracay, estado Aragua. A su alrededor, sólo quedan los escombros de las viviendas de sus vecinos. No tiene adónde ir, a pesar de que por más de 34 años ha utilizado sus recursos para mejorar su residencia. Para él, vivir en un refugio no es una opción.
Como Klein, 5.000 personas de las comunidades Casanova Godoy, La Esmeralda, La Esmeraldita, La Punta, Mata Redonda, Rómulo Gallegos y Palma Real esperan una tragedia cada vez que hace tiempo de lluvia porque el lago de Valencia y el río Madre Vieja los tienen rodeados.
El aumento del lago ha generado que el río no desemboque con fluidez, y cuando llueve sus aguas pasan por encima del muro y el Madre Vieja se desborda. Todo se inunda de aguas servidas pues tanto en el lago como en el río caen las aguas negras de Aragua y Carabobo, dijo Isolina Cabrera, habitante de Mata Redonda.  
El muro de La Punta está construido a 414 metros sobre el nivel del mar y el lago llega, de acuerdo con la medición que se hizo ayer, a 412,99 metros, señaló el ingeniero Germán Benedetti, diputado del Consejo Legislativo de Carabobo. Indicó que las viviendas están construidas a más de seis metros debajo de ese nivel.
No sólo las inundaciones por las aguas del río y del lago afectan a los habitantes. Los tubos de aguas servidas que salen de las comunidades están a escasos centímetros de los niveles de ambos, y continuamente, cuando llueve, las aguas negras se regresan y también llenan las residencias y calles.
“Lo más triste de todo es que no han iniciado ni media obra de saneamiento que permita controlar el crecimiento del lago ni sacarle agua. Todo es muro. Lo han subido tres veces. Es la gallina de los huevos de oro”, dijo Dania García, habitante de Casanova Godoy.
Residentes esperan que se cumpla la sentencia 1.632 del Tribunal Supremo de Justicia del 11 de agosto de 2006, en la que se ordena indemnizar a los habitantes de La Punta y Mata Redonda. En 2010, los habitantes de ocho sectores pidieron a la Defensoría del Pueblo que se amplíe la sentencia para ser tomados en cuenta.
Una de las posibles soluciones al conflicto es reactivar la cañicultura en Carabobo, que utilizaba el agua de lluvia y evitaba que cayera al lago, dijo Benedetti. “Hemos ido a la Gobernación, hemos consignado documentos. Uno siente impotencia al pensar que el lago te puede comer una casa que has levantado con tanto esfuerzo y te toque ir a vivir a un lugar con 40 personas. Me han dado dos infartos y tengo apenas 38 años de edad”, señaló Wilmer Alburguez, residente de Palma Real.
Roseliano Martínez, fundador de Mata Redonda, considera que para el Gobierno ellos no existen porque luchan contra esta situación desde hace 27 años, pero no son escuchados.
Decreto tras decreto. El reciente decreto de emergencia del gobernador Tareck el Aissami por las inundaciones no es la primera medida legal que se hace por la situación. En 1999,
el presidente fallecido Hugo Chávez ordenó realizar obras hidráulicas para detener el crecimiento del lago. En 2011 y 2012 se promulgaron decretos de emergencia por las inundaciones, que también afectaron a Carabobo, sin que se realizaran medidas para evitar que la situación se repitiera. 

Viviendo en refugios
La unidad educativa Enrique Vásquez Fermín alberga 42 familias de Río Blanco y 46 de La Esmeraldita. Esperan desde hace 15 días en el lugar alguna respuesta del Estado. “No quisiéramos vivir en un refugio”, dijo Juana Barrios, la vocera de los damnificados.
Durante las recientes precipitaciones, 2.219 familias de 49 sectores resultaron afectadas. En 4 municipios perdieron enseres. El gobierno regional emitió un decreto de emergencia para la recuperación de las infraestructuras que sufrieron daños con las inundaciones.
La convivencia ha sido fácil. Sin embargo, la dotación de agua y alimentos ha mermado. “Nos dijeron que puede que regresemos a las casas, pero que si volvía a llover debíamos regresar al refugio”.
El año pasado, la situación también fue crítica y los residentes debieron evacuar debido a las lluvias. Actualmente, 2.400 familias esperan en refugios de la entidad su reubicación en las viviendas que prometió el Estado. Los habitantes permanecen en la Base Aérea Libertador, Cuartel Abelardo Mérida, Base Sucre, Cuartel Páez y la 42 Brigada de Maracay. En hoteles se contabilizan al menos 100 personas que habitaban en los urbanismos Mata Redonda y La Punta. Van a estos sitios a dormir, pero pasan el día en sus casas. Paraparal y las instalaciones de la antigua 42 Brigada de Paracaidismo fueron declaradas zona de refugio a cielo abierto.

En América existió hasta hace unos 10.000 años atrás, y penetró este continente hace millones de años a través del Estrecho de Bering, proveniente de Asia. En el transcurso de miles de años fue internándose más hacia el sur del continente hasta llegar a zonas, como Chile y Argentina, donde se han localizado fósiles. Además del sitio arqueológico de Taima Taima en Falcón, con 15.000 años de antigüedad, también hay un yacimiento al norte del lago de Valencia, estado Carabobo, donde se encontraron restos de un mastodonte y un megaterio.

JUEVES, 11 DE JUNIO DE 2009

Localizaron restos de un Mastodonte en Mérida

Fósiles de Mastodonte, El Anís, en Mérida

Fuente: EL NACIONAL, Jueves 31 de Enero de 2008
Investigadores intentarán encontrar fósiles de otros ejemplares
El hallazgo ocurrió en el sector de la cordillera andina El Anís, en Mérida, y pertenecen a un animal de más de seis metros de altura
El molar y los fragmentos de tibia del animal tendrían más de 10.000 años de antigüedad
Un molar y fragmentos de la tibia de un mastodonte, que podría tener 10.000 años de antigüedad o más, fueron localizados en el sector El Anís, en la cordillera andina de Mérida. El reconocimiento de los huesos fue hecho por expertos del Museo Arqueológico Gonzalo Rincón Gutiérrez, de la Universidad de los Andes.
El animal al que pertenecieron los restos debía tener entre 6 y 7 metros de altura y pesar alrededor de cuatro toneladas, según se ha calculado. Lino Meneses, coordinador del museo, dijo que ha organizado un equipo multidisciplinario que emprenderá un trabajo paleoarqueológico en la zona para recoger más datos y tratar de encontrar otros fósiles.
Los investigadores tratarán de ubicar restos de otros ejemplares similares, pues se sabe que los mastodontes andaban en manadas. Trabajarán con fotografías aéreas, recorridos del lugar y verificación del perfil del suelo.
La directora del Museo Arqueológico, Jaqueline Clarac de Briceño, explicó la necesidad de financiamiento para poder instalar en el lugar toda la estructura física necesaria. Se requiere de un gran techado para proteger el área de la intemperie y de un equipo de seguridad que resguarde la zona.
Pasado gigantesco.
Como megafauna se denominan los animales de gran tamaño que poblaron el planeta durante el Cuaternario, época que empezó hace 1,8 millones de años.
En América existió hasta hace unos 10.000 años atrás, y penetró este continente hace millones de años a través del Estrecho de Bering, proveniente de Asia. En el transcurso de miles de años fue internándose más hacia el sur del continente hasta llegar a zonas, como Chile y Argentina, donde se han localizado fósiles.
Además del sitio arqueológico de Taima Taima en Falcón, con 15.000 años de antigüedad, también hay un yacimiento al norte del lago de Valencia, estado Carabobo, donde se encontraron restos de un mastodonte y un megaterio.
El museo inició gestiones con el Instituto de Patrimonio Cultural, que permitan elaborar un marco legal de protección de la zona del hallazgo. Los investigadores también intentarán detectar restos de armas de cacería o indicios culturales humanos. "Si logramos encontrar piezas arqueológicas asociadas con este animal, pudiéramos estar cambiando la historia de Venezuela, pues estaríamos hablando de que en este lugar había poblaciones humanas hace más de 10.000 años".

¿Y Carabobo???

VIERNES, 12 DE JUNIO DE 2009

Con el I Censo del Patrimonio Cultural Venezuela reconoce y protege su patrimonio

Postal antigua de la Casa Santa Ines oficina del Gran Ferrocarril de Venezuela hoy es sede del IPC

Fuente: www.analitica.com Caracas, martes, 2 de diciembre 2008Instituto del Patrimonio Cultural
Bajo una mirada más humana donde los especialistas dejan de escoger los bienes patrimoniales que por su valor así consideran y le ceden la potestad a un pueblo que convive a diario con ellos y los reconocen como su patrimonio cultural, surge el I Censo del Patrimonio Cultural Venezolano, un proyecto llevado por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura a través del Instituto del Patrimonio Cultural que permitió el registro de los bienes tangibles e intangibles que posee cada rincón de Venezuela, con la visión de darlos a conocer para resguardarlos y asegurar su transcendencia.
La ardua tarea de registrar nuestro patrimonio, contó con un equipo con más de siete años de experiencia en labores de inventario, manejo de herramientas técnicas, teóricas y metodológicas adecuadas, que recorrió entre 1996 y 1998 parte de la geografía venezolana para efectuar un registro de los bienes de importancia cultural para la nación. De esa inicial aproximación surgieron el Preinventario y el Inventario de Bienes Culturales, un primer levantamiento de edificaciones, colecciones, sitios arqueológicos y algunas manifestaciones colectivas.
Pero este registro dejó de incluir tradiciones populares de la nación como mitos, rituales, juegos, gastronomía, recetas curativas, artistas, artesanos y actividades productivas, entre otras. Y es allí cuando surge la necesidad de registrar y reconocer todo aquello que es característico y significativo para las distintas regiones, por ello surgió en el año 2003 la propuesta de realizar el I Censo del Patrimonio Cultural Venezolano.
Este proyecto inédito constituye una aproximación a la venezolanidad desde la perspectiva de las comunidades, una ocasión para que todos participen en la identificación de sus manifestaciones culturales para que así el conocimiento esos valor permitan protegerlos y disfrutarlos.
Como subproducto del I Censo surgió la iniciativa de realizar los Catálogos del Patrimonio Cultural Venezolano 2004-2008, donde los 336 municipios del país cuenta con una publicación que contienen cada manifestación cultural, cada bien patrimonial tangible e intangible. Estos catálogos con un formato sencillo para la consulta, textos descriptivos de todos los bienes, acompañados con fotografías a todo color, constituyen una importante referencia para todos, desde niños en edad escolar hasta especialistas, ya que están llegando a todas las instancias relacionadas con el desarrollo educativo, social y cultural dentro y fuera del país, a través de una distribución masiva y gratuita.
Para que esta publicación tenga forma, un gran recurso humano proveniente de las disciplinas más diversas, se encargó de clasificar, interpretar y presentar de una manera armónica, aquella polifonía de sensaciones, emociones y voluntades. Transcriptores que recibían las fichas manuscritas y las convertían al formato digital; arquitectos, antropólogos, especialistas en diferentes áreas que analizaban la información complementándola con datos e investigaciones previas; redactores que crearon los textos adaptados a las exigencias editoriales; retocadores de fotografías que procesaron las imágenes para su publicación; diagramadores que conjugaron imagen y texto en una publicación; productores de que se encargaron de coordinar estas voluntades hasta obtener el libro, son sólo algunas de las personas que intervinieron en el proceso de transformar lo recabado mediante el censo en un material didáctico, el compendio que retorna a las comunidades de donde salió la información.
Categorías adoptadas
En Venezuela se reclasificaron los bienes patrimoniales tangibles e intangibles con la idea de formar una estructura para los Catálogos del Patrimonio Cultural, conformando así cinco categorías. Estas son: Los Objetos, en la que se registran bienes muebles de valor estético, utilitario, científico, histórico o testimonial; Lo Construido, describe las construcciones arquitectónicas, formaciones naturales, sitios arqueológicos e históricos y centros urbanos que han adquirido significado cultural para el colectivo; La Creación Individual, recoge recreaciones literarias, plásticas, musicales e interpretativas, creaciones tangibles e intangibles, así como aquellos portadores patrimoniales que se han destacado como activistas y difusores de ciertas manifestaciones culturales; La Tradición Oral, incluye todos aquellos testimonios orales y discursivos, así como los conocimientos de carácter hereditario que son significativos y definitorios de una comunidad; y Manifestaciones Colectivas, categoría en la que se describen expresiones ceremoniales y festivas en las que participan miembros de una comunidad.
Superando cifras
En casi diez años de labores el Instituto del Patrimonio Cultural había registrado unos 10.000 bienes. Sin embargo, a partir del 2004, con el inicio del proyecto Censo, se incrementó la base de datos en menos de dos años en más de un 700% gracias a la participación directa de más de 2.000 personas distribuidas a lo largo de los 335 municipios que integran el país, llegando a constituir una base de datos de más de 84.000 registros a nivel nacional.
El Censo ha alcanzado no sólo los 335 municipios del país, sino además todas las parroquias de Venezuela. Más de 10.000 portadores patrimoniales han sido registrados en todo el país. A la fecha más de 180 municipios cuentan con su Catálogo y ya existen cerca de 140 libros publicados. Más de 140.000 títulos se han impreso y están siendo distribuidos en cada municipio en instituciones públicas o privadas relacionadas con el quehacer social, cultural y educativo, garantizando el acceso a esta información a la mayor parte de la población de cada región. Cada catálogo tiene un promedio de 300 registros.
El Instituto del Patrimonio Cultural cuenta con un equipo editorial de más de 50 personas dedicadas a la producción de los Catálogos que incluye: diseñadores, coordinadores editoriales, redactores, correctores y retocadores de fotografías. A este conjunto se suman las personas que trabajan recolectando información en campo y los fotógrafos que brindan apoyo en el registro audiovisual. Más de 1.000 personas han trabajado en el registro de manifestaciones de todo el país, incluyendo maestros, estudiantes, voluntarios particulares, o de alcaldías, direcciones de turismo y otras instancias a nivel local y regional quienes se han sumado a esta labor.
Registrar para proteger
Estos registros generan la protección legal sobre los bienes, su aparición en los catálogos les concede la declaratoria de Bien de Interés Cultural, según la resolución Nº 003-05 publicada en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela, lo que condiciona a cualquier custodio del bien a solicitar la aprobación del Instituto del Patrimonio Cultural para realizar cualquier tipo de intervención. Los pasos a seguir son la entrega del proyecto a la Institución para que la Dirección de Protección integral los evalúe y confiera los permisos de intervención adecuados y establecidos para trabajar un bien patrimonial. Esta acción sigue la premisa de resguardar la memoria histórica de nuestra nación, la cual está íntimamente representada en las edificaciones patrimoniales.
Impacto y trascendencia
Toda la población venezolana se beneficia con este proyecto. Estos catálogos llegan de manera gratuita, directamente a las manos de las propias comunidades a través de las instituciones sociales, culturales y educativas de cada población, otorgándole al ciudadano una herramienta pedagógica invaluable y efectiva para la valoración y resguardo del patrimonio cultural.
Cada municipio de Venezuela tiene una personalidad propia, producto del intercambio entre sus habitantes pasados y presentes. Cuando nos adentramos en esa narración íntima, visual y auditiva, pareciera que de cada población emerge una polifonía de voces, una multitud de imágenes que van buscando su espacio propio en el perfil de un colectivo humano. Agrupando en un orden coherente y cohesionado las singularidades de cada lugar. Así se ve emerger el rostro mestizo de una cultura que nació híbrida, sazonada con las especies de lo foráneo y endulzada con los aspectos de lo local. Una de las finalidades tanto del Censo como del Catálogo del Patrimonio Cultural tiene que ver con las actuaciones que se deberán seguir para proteger y conservar esos patrimonios identificados, sentidos y reapropiados, para su disfrute presente y futuro. Cada catálogo permite ver las singularidades de una localidad, adivinar sus conexiones con un entorno que escapa de los límites políticos de un municipio y estrecha lazos con municipios cercanos, con regiones enteras, con una identidad de grupo que abarca e integra toda una nación.

El estado Falcón cuenta con una de las muestras más ricas y diversas de petroglifos del país. Están en la línea costera de la Península de Paraguaná, en El Supí, Adícora...Hasta la fecha, en la región se han registrado 20 estaciones de arte rupestre y el inventario crece conforme se realiza la investigación de campo. Además, existen noticias sobre una estación de arte parietal, explicó el etnólogo e historiador Camilo Morón.

MARTES, 30 DE JULIO DE 2013

Huellas ancestrales, arte rupestre a flor de roca en Falcón

Los petroglifos a la orilla del mar (Créditos: Carol Vequiz)
 
Fuente: http://www.ultimasnoticias.com.ve/noticias/actualidad/regiones/huellas-ancestrales.aspx#ixzz2ZE0jlIL8 17 de julio 2013
Chistie Charlot Chirinos. Coro.-   El estado Falcón cuenta con una de las muestras más ricas y diversas de petroglifos del país. Están en la línea costera de la Península de Paraguaná, en El Supí, Adícora.
En el municipio Miranda se localiza el museo a cielo abierto de El Mestizo y en la Sierra de San Luis, región donde se encuentra el Parque Nacional Juan Crisóstomo Falcón. En el municipio Petit existen más de 500 piedras grabadas y más de 1.000 dibujos, en cuya proximidad destacan las estaciones de Cabure, San Hilario, El Ramonal, Carayapa, Viento Suave, San José, Los Riegos y río Hueque.
Hasta la fecha, en la región se han registrado 20 estaciones de arte rupestre y el inventario crece conforme se realiza la investigación de campo. Además, existen noticias sobre una estación de arte parietal, explicó el etnólogo e historiador Camilo Morón.
El arte rupestre corresponde al grabado (petroglifos) o pinturas (pictografías) en superficies rocosas de rasgos de la actividad humana o de imágenes, según Martínez Celis, Diego y Álvaro Botiva (2004), en su Manual de Arte Rupestre de Cundinamarca.
El arqueólogo José María Cruxent les denominaba geoglifos (término acuñado en 1948). Las primeras estaciones en Falcón fueron fotografiadas por Félix Beaujon junto a Agustín García en Casigua, Carayapa y Hueque en 1924.
Código deontológico. La creación de una normativa que oriente la investigación y garantice la conservación del legado originario "no renovable" del arte rupestre es el objetivo común de los participantes del diplomado sobre investigación y conservación preventiva de arte rupestre.
Museólogos, artesanos, periodistas, abogados, ingenieros e historiadores de los estados Barinas, Aragua, Miranda, Carabobo y Falcón, forman parte de la de la primera cohorte 2012-2013, dijo aÚltimas Noticias Morón.
Se creará un código deontológico del investigador y un glosario técnico para el estudio, descripción y conservación preventiva del arte rupestre venezolano, detalló.
El diplomado pretende fomentar la capacitación de recursos humanos en el área del estudio y conservación preventiva del arte rupestre, tanto en el sector académico como en las comunidades. Es patrocinado por la Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda (Unefm), a través de los decanatos de las áreas de Acción Social y de las Ciencias de la Educación, así como de la licenciatura en Conservación y Restauración de Bienes Culturales Muebles, con el aval del Gabinete de Cultura, el Instituto de Patrimonio del estado Falcón y el Museo de Arte de Coro (MAC).
La iniciativa fue aplaudida por Sergio Valles, un agricultor serrano, quien desde que tenía cinco años de edad protege el arte rupestre, específicamente los más de 500 petroglifos dispersos entre las montañas y áreas rocosas del municipio Petit. El poblador de Cabure solicita al Instituto de Patrimonio Nacional el resguardo y la declaratoria de patrimonio para las rocas talladas por los indígenas.
Para la coordinadora del gabinete de cultura, Merlyn Rodríguez, la iniciativa no sólo procura la integración de la ciencia, sino también la gestión comunitaria y el desarrollo sustentable.
Se trata de "un estudio de gran importancia para la conservación de nuestro patrimonio que busca incorporar a la comunidad, de quienes más debemos aprender".

La sala de exhibición "José María Cruxent", del Centro de Antropología del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) abrirá próximamente un área de colecciones arqueológicas y etnográficas registradas en el Instituto del Patrimonio Cultural (IPC). "Estas colecciones constituyen uno de los inventarios más grandes y variados de piezas prehispánicas y coloniales del país. Actualmente se está concluyendo la reorganización y catalogación de estos materiales, un proceso que permitirá el acceso de la información a diversos usuarios particulares e institucionales", precisó el portal web del IVIC.

SÁBADO, 24 DE AGOSTO DE 2013

IVIC abrirá área de colecciones arqueológicas prehispánicas y coloniales del país

La sala de exhibición "José María Cruxent", del Centro de Antropología del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC)

Fuente: http://radiomundial.com.ve/article/ivic-abrir%C3%A1-%C3%A1rea-de-colecciones-arqueol%C3%B3gicas-prehisp%C3%A1nicas-y-coloniales-del-pa%C3%ADs 9 de febrero 2013
La sala de exhibición "José María Cruxent", del Centro de Antropología del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) abrirá próximamente un área de colecciones arqueológicas y etnográficas registradas en el Instituto del Patrimonio Cultural (IPC).
"Estas colecciones constituyen uno de los inventarios más grandes y variados de piezas prehispánicas y coloniales del país. Actualmente se está concluyendo la reorganización y catalogación de estos materiales, un proceso que permitirá el acceso de la información a diversos usuarios particulares e institucionales", precisó el portal web del IVIC.
El Centro de Antropología de este instituto es reconocido internacionalmente por su centro de investigación y docencia en la especialidad en América Latina, por lo que ofrece programas de maestría y doctorado, entrenamientos especiales y pasantías en laboratorios, para procurar la producción de conocimientos sobre este tema.
Asimismo, el IVIC presta "frecuentemente servicios de asesorías y consultas a organismos públicos como ministerios, oficinas, institutos, museos, gobernaciones, alcaldías; organismos internacionales, organizaciones no gubernamentales; comunidades organizadas, asociaciones indígenas y movimientos sociales; medios de comunicación y fundaciones privadas.

En Venezuela se han encontrado más de 400 especies prehistóricas

Ascanio Ricón, jefe del Laboratorio de Paleontología del Ivic
 
Ascanio enseña una muestra de la megafauna hallada en el país
 
Los fósiles de Mene de Inciarte (Zulia) están cubiertos con petróleo
 
En el pequeño espacio del laboratorio se resguardan los restos fósiles
 
Dentadura fosilizada
 
Varias especies están siendo estudiadas a partir de los restos fósiles encontrados

Los fósiles encontrados son propiedad de todos los venezolanos
 
Diente de megalodón (especie extinta de tiburón) encontrado en una cueva en Tucacas
 
Las piezas encontradas muestran vestigios de la prehistoria
 
Fósil de un pez acorazado de 290 millones de años, el más antiguo de los vertebrados encontrados en el país
 
En Siquisique encontraron los restos del cocodrilo gigante en el 2002
 
Cráneo de Tigre Diente de Cimitarra

Fuente: http://www.correodelorinoco.gob.ve/nacionales/venezuela-se-han-encontrado-mas-400-especies-prehistoricas/ 11 de agosto de 2013 Texto/Vanessa Davies Fotos/Héctor Lozano
Investigador Rincón está cerca de hallar el primer fósil humano
La riqueza antigua venezolana no está en discusión: Hasta la fecha se han reportado 102 localidades con fósiles de vertebrados, y -aunque parezca una broma- en Zulia hay una ventana a la Era del Hielo Para algunas personas son bellas las joyas, el brillo y el oropel. Para Ascanio Rincón, paleontólogo y jefe del Laboratorio de Paleontología -recientemente creado- del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), lo hermoso es lo antiguo, un hueso cubierto con petróleo extraído del estado Zulia, el colmillo de un tiburón prehistórico de Tucacas (Falcón), las huellas del pasado que hacen de la patria de Bolívar un territorio de gran valor para la paleontología. “Tenemos una riqueza paleontológica impresionante”, sostiene.
En el mesón del laboratorio que actualmente está desocupando (porque se va a mudar para un espacio más grande en el mismo IVIC), Rincón tiene algunos objetos queridos que ha colectado en los yacimientos paleontológicos más ricos del país. Pero además de esas presencias del pasado, en la oficina de Rincón -que comparte con su mano derecha, Andrés Solórzano- hay recuerdos, recuerdos y más recuerdos que no necesitan Carbono 14 para recuperar su fecha.
A Rincón y a Solórzano les tocó obtener un fósil en la Sierra de Perijá a una temperatura de 48 grados centígrados y sin una gota de agua, porque botaron sin querer el líquido que llevaban y consideraron que era más importante desenterrar la historia (durante una laaaaaarga jornada) que interrumpirla por la sed. Ambos cuentan la anécdota entre risas al Correo del Orinoco, y si algo queda claro es que comparten una pasión por el pasado que no tiene reemplazos.
“Siempre yo les digo a mis estudiantes: ‘muchachos, necesitamos pagar la cuenta’. Yo estudio ratones, y los ratones no son atractivos para la gente; necesitamos pagar la cuenta es ‘necesitamos conseguir algo espectacular para poder seguir adelante, que nos digan dando financiamiento para seguir la investigación’. Afortunadamente hemos tenido bastante éxito”, comenta, con absoluta sinceridad.
En el país se han hallado 417 especies prehistóricas: 230 de peces, 44 de reptiles y 153 de mamíferos, enumeran ambos investigadores. Hay, reportadas hasta la fecha, 102 localidades con fósiles de vertebrados; la mayor parte, al norte del río Orinoco. Los hallazgos “estuvieron muy vinculados con la exploración y producción petrolera”.
Más que hablar de “especies importantes”, porque en realidad “todos son importantes como fragmentos del paleoecosistema”, Rincón prefiere referirse a “emblemáticas”, como el tigre dientes de cimitarra, el tigre dientes de sable, el perezoso gigante (los hay en por lo menos 24 localidades), los dinosaurios, el tiburón blanco gigante (de Tucacas, Paraguaná y Urumaco, en Falcón) y el cocodrilo gigante (de Urumaco).
CERCA DEL PRIMER FÓSIL HUMANO
En Venezuela no se ha descubierto el primer fósil humano, pero “creemos que estamos cerca” de hallarlo, anticipa Rincón. “Tenemos evidencias, tenemos puntas de flechas”, al sur del estado Cojedes, asociadas con megafauna. En Falcón, en Taimataima, “creemos que hubo una interacción entre la megafauna y el ser humano; el ser humano probablemente pudo haber estado cazando esa megafauna” hace 14 mil años. Las mujeres seguramente fueron las responsables de elaborar las puntas de las flechas usadas para la búsqueda de alimento. “Es lo que cree: que la mujer se quedaba en el campamento haciendo las herramientas, recolectando”, describe.
UN “DINO” CARNÍVORO
Rincón señala que Venezuela es importante para tres hitos de la evolución de los ecosistemas en Suramérica. Recuerda que, hace 192 millones de años, el súper continente inicial, Pangea, comenzó a fracturarse por la llamada Línea de las Tierras Rojas de América, que cruza desde Washington hasta Brasil, y que en Venezuela pasaría por Táchira, Zulia y Trujillo (formación La Quinta).
Esas tierras rojas “son el inicio de la era de los dinosaurios”, detalla, “y siempre nos preguntamos: si Arizona, México, Brasil, Washington tenían dinosaurios, ¿por qué no nosotros? En 1996 ya teníamos una noticia de que había pequeños restos de dinosaurios cerca de La Grita, fuimos y comenzamos a colectar material”. Es una tonelada de material “con huesitos de dinosaurios”, que “son muy importantes porque son los primeros pasos de la era de los dinosaurios”.
Próximamente “estaremos anunciado una sorpresa” con “el muchacho de la película”: un dinosaurio carnívoro “realmente muy importante” por las repercusiones evolutivas que implica. ¿Podría ser el primero? Probablemente.
El país también es relevante para la paleontología porque hay evidencias de “cuando se extinguen los dinosaurios y cuando empiezan a predominar los mamíferos (hace 65 millones de años)”. Ese “cambio profundo del planeta nosotros lo estamos registrando en las minas del Guasare (Zulia)”. A unos 100 metros de profundidad “están apareciendo fósiles de hojas”; en Colombia (mina Cerrejón) ya encontraron cocodrilos y serpientes gigantes, “y nosotros esperamos que aparezcan” del lado venezolano.

El investigador refiere que se ha hablado mucho, en el ámbito científico, sobre la deriva del río Orinoco, ya que supuestamente no drenaba hacia el este (como lo conocemos actualmente) sino cerca de Urumaco (Falcón) hace 14 millones de años. “Nosotros quisimos poner a prueba esa hipótesis”, por las implicaciones que tendría en cuanto a extinciones y cambios drásticos en el ecosistema. Pero hasta ahora “la respuesta es no”, afirma.
El equipo de Rincón prepara un trabajo sobre la Sierra de La Baragua (Lara), donde “debió haber pasado el río y donde no conseguimos evidencias de un gran río”. Andrés Solórzano evalúa la geología de La Baragua “y la fauna fósil que estamos encontrando”.
Las investigaciones sobre tiburones prehistóricos también forman parte del trabajo del laboratorio. Rincón aclara que la forma de estos animales “no ha cambiado en millones de años”, aun cuando “hay características en los dientes que nos permiten separar las especies a lo largo del tiempo y en un ecosistema”. En la Península de Paraguaná “estamos consiguiendo un nido de tiburones”, asociados a la Formación Cantaure, con una antigüedad de 17 a 18 millones de años.
LA EDAD DEL HIELO…EN ZULIA
El último pilar del laboratorio, como lo sentencia el científico, es el llamado Gran Intercambio Biótico Americano. “Cuando Pangea se fractura Suramérica se convierte en un continente- islas, lo que les dio la oportunidad de evolucionar de manera distinta del resto de las tierras del planeta”. En el Mene de Inciarte (Sierra de Perijá, Zulia) se han hallado gliptodontes, toxodontes y macraeuquenias (danta con patas de caballo). “Este yacimiento (de 25 mil años) es importante porque nos habla del final de ese gran intercambio”. También lo es el Breal de Orocual (de 2,5 millones de años), donde hay 57% de animales “estrictamente suramericanos, y el resto, norteamericanos”.
Tal como lo ilustra, “en un metro cúbico de Mene de Inciarte hemos conseguido aproximadamente 8 mil ejemplares fósiles. En cada cuadrito hay un ecosistema completo con anfibios, reptiles, murciélagos, los pájaros que se te antojen, caballos, camellos, el primer tigre diente de sable”. El experto estima que 57% son mamíferos que vienen del norte del continente. La razón es muy simple: animales del norte bajaron al sur y se quedaron atrapados en el asfalto.
Pero el Mene de Inciarte es, también, una ventana a la Era del Hielo. “En las tierras altas hubo grandes glaciares”, como Mérida y Perijá. “Tenemos evidencias de eso y vamos a dar la noticia próximamente”. En la zona pulularon caballos, camellos, toxodontes, mastodontes y tigres diente de sable. Nadie pensaría que en esa suerte de querido horno que es el estado Zulia el hielo ejerció su gobierno.
En ese yacimiento hay 39 especies de mamíferos. Un manuscrito sobre las aves del Mene de Inciarte, las aves de la Era del Hielo, fue enviado por Rincón a Science. Están a la espera de su publicación.
El Mene de Inciarte es un baúl de tesoros que las venezolanas y los venezolanos estamos descubriendo: “Hay una anécdota de un geólogo norteamericano que estuvo en 1914 tratando de hacer las prospección de ese sitio, porque es un mene gigantesco que tiene un kilómetro de largo por 500 metros de ancho. A pesar de que él era paleontólogo, no se dio cuenta de que había fósiles en el sitio. Imagínate tú: el Mene nos estaba esperando a nosotros para poder revelar sus secretos”.
En Urumaco “tenemos 27 especies de mamíferos”, y hay otras 34 en el Breal de Orocual (además de cuatro de dinosaurios y la “sorpresa” de la que habla Rincón).
EL OJO MÁS CUIDADOSO: EL DE LA COMUNIDAD
El Hermano Nectario María, de La Salle, hizo un reporte de magafauna en la región de Barquisimeto, a la que denominó la “tierra de gigantes”, porque había “huesos enormes regados”. Eso fue en el siglo XX. Recientemente “hemos conseguido los sitios originales de Nectario María en el campo. Fue pura suerte”, narra Rincón.
Los investigadores también adelantan un proyecto comunitario en Campo Alegre, al norte de Barquisimeto, donde un muchacho de la comunidad les entregó una mandíbula de un perezoso joven (del tamaño de un oso). “Nosotros le ofrecimos ayuda, él nos llevó al sitio, empezamos a hablar con la comunidad y ahora tenemos un proyecto paleontológico comunitario”, celebró. Esta pieza, que está en manos del IVIC desde hace unos dos meses, es muy importante, analiza Rincón, porque en sus dientes hay marcas “de la última comida que tuvo”. Una vez hallados los animales herbívoros “necesitamos conseguir a los carnívoros, que los hubo”. Las y los habitantes de la zona son los mejores sabuesos, porque la recorren a pie al pastorear chivos, por ejemplo. “Con la misma comunidad vamos a excavar los sitios”, destaca.
El instituto está atendiendo algunas necesidades de la localidad. “Ellos tienen un problema de chipos en las casas. Ya mandamos a hacer los análisis y no tienen tripanosoma (causante de la enfermedad de Chagas). Ellos tienen problemas de agua, de estructura de la misma comunidad”, por lo que intervendrá el centro comunitario del IVIC.
BUENAS DECISIONES
El científico recuerda que hay “una ley que regula, que dice que los expertos son los que deben manipular los fósiles, los que deben excavar los sitios palentológicos, pero nos podemos ayudar con las comunidades mediante talleres comunitarios, cursos”.
Mas no solamente se trata “de socializar el conocimiento a las comunidades, sino de socializar hacia arriba, hacia quienes toman las decisiones”. Eso es “crucial para lo que nosotros estamos haciendo”, porque las decisoras y los decisores deben estar sensibilizados con la paleontología.
Los ratones son el gran objeto de investigación de Rincón. Y aunque algunas personas podrían considerar que no revisten mayor importancia, la realidad es que en los dientes de un ratón -que actualmente analiza- puede estar una pieza del rompecabezas de la Tierra. Pero esa es otra historia que el famoso paleontólogo venezolano todavía está escribiendo.