Reacciones en Jerusalén tras polémica resolución de la UNESCO
Jerusalén.REUTERS/Eliana Aponte/File Photo.
Es mediodía en Jerusalén. Por la bulliciosa Puerta de Damasco, entrada a la parte árabe de la ciudad vieja, desfilan musulmanes que acuden a la plegaria del mediodía en la mezquita Al-Aqsa, judíos que se dirigen al Muro de las Lamentaciones, comerciantes y turistas.
Estamos en la parte este o palestina de la ciudad, ocupada por Israel desde 1967. Este lugar es a menudo escenario de tensiones y violencia. Desde un café, Ali Yiddah observa impasible el frenesí que le rodea. Nos cuenta su vida, su lucha contra la ocupación, sus 17 años en la cárcel por haber colocado una bomba a finales de los 60 en el corazón de Jerusalén.
Asegura que ha perdido su dignidad y su fe pero se dice dispuesto a defender la mezquita Al-Aqsa por todos los medios: “La mezquita Al-Aqsa para mí no es un símbolo religioso, sino un símbolo nacional. Por eso cualquier ataque contra este lugar es un problema nacional y hay que luchar para impedirlo”.Asegura que ha perdido su dignidad y su fe pero se dice dispuesto a defender la mezquita Al-Aqsa por todos los medios: “La mezquita Al-Aqsa para mí no es un símbolo religioso, sino un símbolo nacional. Por eso cualquier ataque contra este lugar es un problema nacional y hay que luchar para impedirlo”.
Pocos en Jerusalén no han oído hablar de la última resolución de la UNESCO relativa al patrimonio cultural y religioso de Jerusalén oriental, donde se ignora la vinculación de la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén con el judaísmo y la organización se refiere al lugar únicamente por su nombre en árabe. Al pie de la Explanada se encuentra el Muro de las Lamentaciones venerado por los judíos como el último vestigio del templo de Jerusalén y el lugar donde se reconstruirá el tercer templo. Los judíos llaman a este lugar, mezquitas incluidas, el Monte del Templo. La resolución de la UNESCO ha indignado al gobierno de Israel y a los israelíes.
Benjamin Ben Yamin acude prácticamente a diario al Muro de las Lamentaciones. Para él la UNESCO olvida que los judíos son el único pueblo con legitimidad sobre estos lugares santos: “El pueblo judío existe físicamente desde hace 4.000 años y esta resolución no va a molestarnos. Nos molesta porque hay gente muy perdida que se equivoca totalmente y cree estar en lo cierto. En última instancia, yo diría que tenemos que rezar por ellos. Imagínese usted que se va de vacaciones, vuelve y su casa está ocupada. ¿Qué haría? ¿La compartiría con el ocupante? No. Nosotros hemos sido expulsados mil veces, la última hace 2.000 años. Volvimos porque está en las escrituras que teníamos que volver y que esta tierra pertenece al pueblo de Israel y a nadie más”.
La calle que lleva desde la Puerta de Damasco hacia la Explanada de las Mezquitas y hacia el Muro de las Lamentaciones se divide en dos. El bullicio ha quedado atrás. A la derecha se llega al muro, a la izquierda, se entra al complejo que alberga la mezquita Al-Aqsa. La policía israelí controla los accesos.
Sólo los musulmanes tienen derecho a pasar. Si ha habido un ataque contra Israel, el acceso está restringido también para ellos. Los no musulmanes sólo pueden entrar al recinto a determinadas horas y por una sola puerta. En virtud del statu quo en vigor, sólo el culto musulmán está permitido en la Explanada pero hay extremistas judíos que entran en el lugar e intentan rezar antes de ser inmediatamente expulsados.
Mohammad, un comerciante palestino, estima que la resolución de la UNESCO no cambiará en absoluto la tensión diaria que se respira en esta parte de la ciudad: “Agradezco a la UNESCO y a las personas que apoyan a los palestinos. No es que lo diga yo sino que mi Corán dice que Al-Aqsa pertenece a los musulmanes. La UNESCO sabe esto, Europa lo sabe. La pregunta es por qué no lo dijeron antes”.
Alí Yiddah muestra el mismo escepticismo ante la polémica resolución: “Honestamente, no creo en esas instituciones internacionales como la ONU o la UNESCO. Creo que todas las resoluciones son por regla general una porquería. Pero los israelíes no pueden soportar que una institución internacional tome una decisión que no les convenga. Ellos intentan erigirse en víctimas todo el tiempo. Cuando una resolución no va en la línea que ellos quieren, simplemente te acusan de ser antisemita”.
El ambiente en el Muro de las Lamentaciones es festivo este mediodía. Miri, estudiante de Derecho, termina de rezar y se retira del muro caminando hacia atrás, sin dar la espalda en ningún momento al lugar sagrado. Su rostro se crispa cuando mencionamos la resolución de la UNESCO y no logra oculta su enfado: “Creo que los palestinos controlan la UNESCO y la gente no ve nuestro sufrimiento, sólo el palestino. No ven lo que nos hacen a nosotros. Cualquier país sufriría si estuviera en nuestro lugar. Creo que este lugar es mío. Cada uno puede ver lo que desea ver, pero esto nos pertenece, pertenece a los judíos”.
Tras la aprobación de la resolución, el gobierno de Benjamin Netanyahu decidió cortar su cooperación con la UNESCO y retiró a su embajador ante la organización.
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