El secreto develado de la Gran Pirámide
La Gran Pirámide de Egipto no fue una tumba, sino un monumento a Osiris, que tenía un zócalo y una esfera en su cúspide, y que guarda el inexplicable saber matemático, geométrico, geodésico y astronómico de una gran civilización anterior
Uno de los monumentos que más turistas recibe al año siempre ha sido catalogado por la arquitectura tradicional como la tumba de uno faraón, Kheops. Sin embargo, la historia que habrá que contar de ahora en adelante a los visitantes extranjeros podría ser diferente.
Tras más de 12 años de investigación, el doctor arquitecto Miquel Pérez-Sánchez Pla ha descubierto, entre otros temas, que la Gran Pirámide de Egipto no fue una tumba, sino un monumento a Osiris, que tenía un zócalo y una esfera en su cúspide, y que guarda el inexplicable saber matemático, geométrico, geodésico y astronómico de una gran civilización anterior.
Tras llevar 20 años escribiendo y publicando libros de poesía, concretamente cinco libros creados y una antología poética publicada, Pérez-Sánchez Pla viajó a Egipto porque quería escribir un simple poema sobre la Gran Pirámide y quiso documentarse sobre su forma y medidas.
A partir de ahí, empezó a introducir los datos de esta maravilla en la computadora y “como los arquitectos tenemos la costumbre de dibujarlo todo”, comenta, este proceso dio lugar a una tesis doctoral. El destino de esa investigación, en la que ya lleva más una década, le ha conducido, por el momento, a obtener unos resultados que, primero le desconcertaron a él mismo, después a su director de tesis y, a la postre, están asombrando al mundo.
El arquitecto se sorprendió al encontrar que la Gran Pirámide tenía un zócalo que en su altura revelaba la unidad de medida que utilizaron sus constructores: el codo real (cr) de 52,36 centímetros.
A través de su investigación ha deducido, entre otras cuestiones, y con la ayuda de dos programas de dibujo por computadora en tres dimensiones, entre otras aportaciones, que la Gran Pirámide tenía en su cúspide una esfera; y que, entre otras “curiosidades”, en ellas están presentes diferentes medidas y números matemáticos, algunos descubiertos no hace mucho tiempo.
El experto publicó los hallazgos en su obra La Gran Pirámide, clave secreta del pasado, de Ediciones Antiguo Egipto XXI (https://antiguoegiptoxxi.info/presentacion), uno de los trabajos más exhaustivos realizados sobre la Gran Pirámide, tras la investigación del egiptólogo británico William Matthew Flinders Petrie.
“La Gran Pirámide es el monumento conmemorativo del milenario de la muerte de Osiris .
Este acontecimiento, celebrado en el calendario egipcio con cuatro días de duelo, escondía la conmemoración de un gran cataclismo que destruyó a la civilización madre del Antiguo Egipto personificada en la figura de Osiris”, explicó. “La Gran Pirámide se inauguró el 3 de octubre de 2530 (a. C.). Y la muerte de Osiris se había producido el 3 de octubre de 3530 (a. C.), fecha que he podido establecer a partir de los datos astronómicos aportados por Plutarco. Este gran cataclismo pudo ser el conocido como “el Diluvio” en la Biblia y en diversas mitologías”, dijo.
El arquitecto explicó que su libro intenta ser un compendio de conceptos. “Las cifras solo son el instrumento que nos aproxima a la realidad histórica de la Gran Pirámide, como enciclopedia de piedra de la ciencia del pasado. La impresión que he sacado es que los conocimientos que nos ofrece la Gran Pirámide de Keops (o de Khufu) nos obligan a reescribir la historia de los orígenes de la civilización. El verdadero objetivo de la construcción de la Gran Pirámide fue rendir un homenaje a sus antepasados muertos en el milenario de la destrucción de su civilización madre”.
La Gran Pirámide es, pues, un monumento único de una arquitectura inclasificable que habrá ahora que mirar con otra perspectiva.
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