Notitarde 22/05/2014
Importante hecho arqueológico en Valle Seco
El hallazgo de las “Cuevas de Meléndez”
- En el interior habita cualquier cantidad de murciélagos. (notitarde / Luis Ceballos Bisamon)
Más de un siglo habían permanecido escondidas las “Cuevas de Meléndez” en las profundidades del Parque Nacional San Esteban, hasta que en el mes de enero de este año, Johnny Socas, reconocido espeleólogo porteño, hizo el hallazgo ayudado por “baquianos” de la zona.
A una hora de una caminata en plena montaña, con la acompañada de monos capuchinos que hacen de las suyas por el camino, y partiendo desde el sector Valle Seco, del municipio Puerto Cabello, encontramos la entrada a las “Cuevas de Meléndez”, bautizadas así en honor a uno de los primeros habitantes de Valle Seco, que dio fe de su existencia hace no pocos años. Sin embargo, estuvieron condenadas al olvido con el pasar del tiempo, y quienes se toparon con ellas no las tomaron en cuenta más que para justificar temores mágicos religiosos, o para buscar algún codiciado oro indígena.
Objetos de cerámica aparentemente de otras épocas abundan rotas por el suelo de la más alta de las galerías, señal de que fueron destruidas por saqueadores antiguos que buscaban algo de valor; escenario similar a casi todas las cavernas de este tipo encontradas en el país. En las “Cuevas de Meléndez” los restos ancestrales fueron empujados por los elementos naturales al quedar desprotegidos, hacia la parte más honda de la cueva.
En diversas expediciones, organizadas desde el mes de septiembre de 2013, hasta enero del presente año, Socas logró registrar, topografiar y presentar ante la Sociedad Venezolana de Espeleología “las Cuevas de Meléndez”, y desde ya se inician estudios para datar y determinar la importancia de carácter arqueológico que representa para los académicos este descubrimiento.
Además de las “Cuevas de Meléndez”, con sus 4 galerías, en el municipio Puerto Cabello han sido topografiadas por la Sociedad Venezolana de Espeleología dos cavernas más en 1970, llamadas Valle 1 y Valle 2, ubicadas en el sector El Cambur, parroquia Democracia. También se tiene conocimiento de una gruta en la vía de Borburata, la cual ha sido rodeada del mito urbano sobre su utilización por piratas, españoles del Fortín Solano y bandoleros, pero que hoy tristemente no es más que un recipiente lleno de basura de temporadistas.
A una hora de una caminata en plena montaña, con la acompañada de monos capuchinos que hacen de las suyas por el camino, y partiendo desde el sector Valle Seco, del municipio Puerto Cabello, encontramos la entrada a las “Cuevas de Meléndez”, bautizadas así en honor a uno de los primeros habitantes de Valle Seco, que dio fe de su existencia hace no pocos años. Sin embargo, estuvieron condenadas al olvido con el pasar del tiempo, y quienes se toparon con ellas no las tomaron en cuenta más que para justificar temores mágicos religiosos, o para buscar algún codiciado oro indígena.
Objetos de cerámica aparentemente de otras épocas abundan rotas por el suelo de la más alta de las galerías, señal de que fueron destruidas por saqueadores antiguos que buscaban algo de valor; escenario similar a casi todas las cavernas de este tipo encontradas en el país. En las “Cuevas de Meléndez” los restos ancestrales fueron empujados por los elementos naturales al quedar desprotegidos, hacia la parte más honda de la cueva.
En diversas expediciones, organizadas desde el mes de septiembre de 2013, hasta enero del presente año, Socas logró registrar, topografiar y presentar ante la Sociedad Venezolana de Espeleología “las Cuevas de Meléndez”, y desde ya se inician estudios para datar y determinar la importancia de carácter arqueológico que representa para los académicos este descubrimiento.
Además de las “Cuevas de Meléndez”, con sus 4 galerías, en el municipio Puerto Cabello han sido topografiadas por la Sociedad Venezolana de Espeleología dos cavernas más en 1970, llamadas Valle 1 y Valle 2, ubicadas en el sector El Cambur, parroquia Democracia. También se tiene conocimiento de una gruta en la vía de Borburata, la cual ha sido rodeada del mito urbano sobre su utilización por piratas, españoles del Fortín Solano y bandoleros, pero que hoy tristemente no es más que un recipiente lleno de basura de temporadistas.
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