El sur de Maracay está cercado por las aguas negras del lago de Valencia
En 1999, Hugo Chávez ordenó iniciar la construcción de obras hidráulicas para detener el crecimiento del lago
“Esto está como Kosovo después del bombardeo”, lamenta Fernando Klein frente a su casa, la única de la manzana 3 de La Punta, al sur de Maracay, estado Aragua. A su alrededor, sólo quedan los escombros de las viviendas de sus vecinos. No tiene adónde ir, a pesar de que por más de 34 años ha utilizado sus recursos para mejorar su residencia. Para él, vivir en un refugio no es una opción.
Como Klein, 5.000 personas de las comunidades Casanova Godoy, La Esmeralda, La Esmeraldita, La Punta, Mata Redonda, Rómulo Gallegos y Palma Real esperan una tragedia cada vez que hace tiempo de lluvia porque el lago de Valencia y el río Madre Vieja los tienen rodeados.
El aumento del lago ha generado que el río no desemboque con fluidez, y cuando llueve sus aguas pasan por encima del muro y el Madre Vieja se desborda. Todo se inunda de aguas servidas pues tanto en el lago como en el río caen las aguas negras de Aragua y Carabobo, dijo Isolina Cabrera, habitante de Mata Redonda.
El muro de La Punta está construido a 414 metros sobre el nivel del mar y el lago llega, de acuerdo con la medición que se hizo ayer, a 412,99 metros, señaló el ingeniero Germán Benedetti, diputado del Consejo Legislativo de Carabobo. Indicó que las viviendas están construidas a más de seis metros debajo de ese nivel.
No sólo las inundaciones por las aguas del río y del lago afectan a los habitantes. Los tubos de aguas servidas que salen de las comunidades están a escasos centímetros de los niveles de ambos, y continuamente, cuando llueve, las aguas negras se regresan y también llenan las residencias y calles.
“Lo más triste de todo es que no han iniciado ni media obra de saneamiento que permita controlar el crecimiento del lago ni sacarle agua. Todo es muro. Lo han subido tres veces. Es la gallina de los huevos de oro”, dijo Dania García, habitante de Casanova Godoy.
Residentes esperan que se cumpla la sentencia 1.632 del Tribunal Supremo de Justicia del 11 de agosto de 2006, en la que se ordena indemnizar a los habitantes de La Punta y Mata Redonda. En 2010, los habitantes de ocho sectores pidieron a la Defensoría del Pueblo que se amplíe la sentencia para ser tomados en cuenta.
Una de las posibles soluciones al conflicto es reactivar la cañicultura en Carabobo, que utilizaba el agua de lluvia y evitaba que cayera al lago, dijo Benedetti. “Hemos ido a la Gobernación, hemos consignado documentos. Uno siente impotencia al pensar que el lago te puede comer una casa que has levantado con tanto esfuerzo y te toque ir a vivir a un lugar con 40 personas. Me han dado dos infartos y tengo apenas 38 años de edad”, señaló Wilmer Alburguez, residente de Palma Real.
Roseliano Martínez, fundador de Mata Redonda, considera que para el Gobierno ellos no existen porque luchan contra esta situación desde hace 27 años, pero no son escuchados.
Decreto tras decreto. El reciente decreto de emergencia del gobernador Tareck el Aissami por las inundaciones no es la primera medida legal que se hace por la situación. En 1999,
el presidente fallecido Hugo Chávez ordenó realizar obras hidráulicas para detener el crecimiento del lago. En 2011 y 2012 se promulgaron decretos de emergencia por las inundaciones, que también afectaron a Carabobo, sin que se realizaran medidas para evitar que la situación se repitiera.
Viviendo en refugios
La unidad educativa Enrique Vásquez Fermín alberga 42 familias de Río Blanco y 46 de La Esmeraldita. Esperan desde hace 15 días en el lugar alguna respuesta del Estado. “No quisiéramos vivir en un refugio”, dijo Juana Barrios, la vocera de los damnificados.
Durante las recientes precipitaciones, 2.219 familias de 49 sectores resultaron afectadas. En 4 municipios perdieron enseres. El gobierno regional emitió un decreto de emergencia para la recuperación de las infraestructuras que sufrieron daños con las inundaciones.
La convivencia ha sido fácil. Sin embargo, la dotación de agua y alimentos ha mermado. “Nos dijeron que puede que regresemos a las casas, pero que si volvía a llover debíamos regresar al refugio”.
El año pasado, la situación también fue crítica y los residentes debieron evacuar debido a las lluvias. Actualmente, 2.400 familias esperan en refugios de la entidad su reubicación en las viviendas que prometió el Estado. Los habitantes permanecen en la Base Aérea Libertador, Cuartel Abelardo Mérida, Base Sucre, Cuartel Páez y la 42 Brigada de Maracay. En hoteles se contabilizan al menos 100 personas que habitaban en los urbanismos Mata Redonda y La Punta. Van a estos sitios a dormir, pero pasan el día en sus casas. Paraparal y las instalaciones de la antigua 42 Brigada de Paracaidismo fueron declaradas zona de refugio a cielo abierto.
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