Hoy y Después en Valencia
Alfredo FermínValencia, que todo lo olvida instantáneamente, ya no se acuerda del admirable trabajo de investigación que, con esfuerzo asombroso, realizó la antropóloga Henriqueta Peñalver.
Mujer de fuerte carácter, tuvo la delicadeza de entregarse, en cuerpo y alma, a mostrar la cultura de nuestros indígenas antes de que llegaran los españoles a los alrededores del Lago de Valencia.
De esa aventura, ha quedado una inmensa colección de piezas precolombinas, de inmenso valor histórico y antropológico, que han sido menospreciadas por las autoridades del Estado Venezolano y del municipio cuando, en otras ciudades civilizadas, serían tratadas como lo que son: joyas, tan importantes como los vestigios de las culturas que vamos a ver a los grandes museos de Europa y de Estados Unidos.
Ese inmenso patrimonio ha sido saqueado y, en la actualidad, se encuentra a su suerte quizá hasta que desaparezca, adquirido por coleccionistas extranjeros que saben de su valor.
Estos comentarios nos vinieron a la mente, en estos días cuando estuvimos en la Casa de los Celis, quizá la casa colonial más bella de Venezuela, rescatada también por Henriqueta Peñalver que se mantiene en pie por el esfuerzo y la dedicación de su hija Carmen Del Valle, que ha continuado con la misión de salvaguardar -en silencio- la memoria artística de esta ciudad.
El 23 de Junio de 1971, la Casa de los Celis, en la avenida Soublette, fue reinaugurada por el presidente de la República, Rafael Caldera como parte del programa celebratorio de los 150 años de la Batalla de Carabobo.
El inmenso inmueble, construido en 1760, por la familia Ibarrolaboru, fue confiscado durante la guerra de Independencia y entregado, luego de la Batalla de Carabobo, a Próceres, entre ellos Briceño Méndez y Ambrosio Plaza, fallecido en el campo de batalla. Su hermana Marisabel Plaza se casa con el coronel Pedro Celis y, desde entonces, data una larga herencia familiar hasta que la casa, en estado de abandono, fue adquirida por el gobierno del general Marcos Pérez Jiménez.
Casa imponente
Cuando vino el período democrático, Henriqueta Peñalver aprovechando que era hermana de Luis Manuel Peñalver, ministro de Educación y de Octavio Lepage, uno de los máximos dirigentes de AD, logró que la casa fuese restaurada con la finalidad de convertirla en un museo sobre la historia de Valencia, en el que estarían conservadas las colecciones de arte precolombino, logradas por ella en la Cuenca del Lago de Valencia, de la cual ya tenía una muestra en Maracay que aún se conserva.
La imponente Casa de los Celis, comenzó a ser restaurada durante el gobierno del presidente Raúl Leoni. Los trabajos inspeccionados por el experto en Arte Colonial Mauro Páez Pumar, concluyeron durante el primer gobierno de Caldera y se le dotó de un valioso patrimonio que allí está a pesar del escaso presupuesto que se le asigna.
El Museo fue dedicado a describir los orígenes de esta ciudad, tomando como punto de partida el Lago de Valencia. El hermano Nectario María, quien trabajó con la doctora Peñalver, sostenía que el fundador fue Alonso Arias de Villasinda y, al efecto, presentó documentos encontrados en el Archivo de Indias, lo cual originó una polémica entre historiadores. Pero lo cierto fue que el Museo fue aprovechado para mostrar otros aspectos de la cultura valenciana, que incluían urnas funerarias, restos de animales, vasijas, objetos de guerra, bellísimas piezas precolombinas y hasta murales de dudosa calidad artística.
La colección
También logró conservar allí, la doctora Peñalver, muebles coloniales y la importantísima colección de pinturas, dibujos, acuarelas y esculturas de Andrés Pérez Mujica, donadas a la Nación Venezolana, por su viuda Tatiana de Pérez Mujica.
En esa colección se encuentran los bocetos originales de la estatua de José Antonio Páez,"Vuelvan Caras", que este gobierno mandó a quitar de la redoma de la Florida hacía el Campo de Carabobo y de las esculturas La Bacante, premiada en París y Lucrecia, que se encuentra a la entrada de la Galería de Arte Nacional,en Caracas.
Todo ese inmenso patrimonio artístico permanece en la Casa de los Celis, custodiado porCarmen Del Valle, sin que los directivos de la fundación, encargada de su conservación disponga de presupuesto ni de recursos para mostraros mejor de lo que los tiene.
Pero lo que es lastimoso es el destino de la colección de obras arquelógicas, producto de las investigaciones de la doctora Peñalver, que no teniendo espacio en la Casa de los Celis, logró que le cedieran un espacio en el Parque Recreacional Sur, para Museo Arqueológico que funcionó a medias hasta el deslave del estado Vargas, en 1999, cuando el parque fue destinado a refugio de los damnificados. Parte de la colección fue destruída o saqueada. Después, el inmueble fue desalojado para instalar allí un monumento que no se puso y la inmensa cantidad de piezas fueron embaladas y clasificadas sin que se sepa, en qué condiciones se encuentra porque nadie se está preocupando por él y, como ya se ha dicho, sobre otras pertenencias de la ciudad, no hay presupuesto. Y todo esto sucede, porque nuestros gobernantes no tienen, ni siquiera, nociones de lo que significa el patrimonio artístico y cultural.
Escribir sobre esto duele e indigna porque-como siempre sucede- nadie hará caso a nuestras denuncias que se han convertido en rutinarias en una ciudad sin alma. Con razón, el general Acosta Carles propuso que le cambiaran el nombre y la llamaran Tacarigua, creyendo que esta era una etnia indígena cuando, en realidad, es una planta que da una madera tan liviana que no tiene peso.
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